El 12 de mayo se celebra el Día Internacional de la Enfermería; a propósito de esta fecha y a dos años de los momentos más críticos de la crisis sanitaria por el COVID-19, los profesionales de esta rama aún continúan cumpliendo un rol fundamental en la salud pública de cara a las secuelas de la pandemia, sobre todo en la población adulta mayor.

“Uno de los efectos más evidentes del COVID-19 ha sido el agravamiento de los pacientes geriátricos, ya que al sufrir alguna enfermedad crónica han presentado mayor deterioro en su salud a nivel general lo que ha exigido la asistencia y acompañamiento especializado en casa, además de las enfermedades comunes que requieren de cuidados paliativos y que han empeorado por la falta de acceso al sistema de salud público”, explica la Dra. Cecilia Hinojosa, docente de la Carrera de Enfermería de Tecnoecuatoriano. En este contexto, el rol de los profesionales de enfermería continúa siendo clave para garantizar el bienestar de los pacientes desde casa.

Importancia de los cuidados geriátricos en el hogar:

Los cuidados geriátricos en casa permiten que el adulto mayor permanezca en un ambiente conocido y de confianza, favoreciendo a su salud mental y emocional. En este contexto, es importante identificar cuáles son los cuidados básicos que una persona de la tercera edad necesita, de esta manera, se podrá brindar la atención y calidad de vida que necesitan.

• Higiene personal: Puede aplicar para un adulto mayor con autonomía o con discapacidad. La higiene personal es muy importante para prevenir enfermedades y mantener el bienestar de cualquier persona. En el caso de que el paciente geriátrico no tenga autonomía, el enfermero o enfermera es la persona que deberá encargarse de esta actividad, siendo respetuosa, efectiva y protegiendo la dignidad de su paciente. 
• Alimentación saludable: En un adulto mayor, la alimentación saludable es fundamental para proteger su salud y bienestar. La enfermera o el enfermero, deberá estar siempre alerta ante necesidades nutricionales específicas o de ciertos alimentos contraproducentes para su estado de salud. En el caso de los adultos mayores que no pueden alimentarse por sí mismos, es responsabilidad del profesional en enfermería que facilite la administración de alimentos; es decir, transformar los alimentos sólidos en líquidos para que sean fáciles de digerir.

• Cuidados posturales: Estos permitirán, al paciente de la tercera edad, sentirse confortables, además de prevenir la aparición de escaras en la piel y dolores vinculados a una mala postura. Los profesionales en enfermería deberán estar muy pendientes de que sus pacientes tengan una postura correcta y por ende saludable, tomando medidas posturales de manera constante.

• Cuidados psicosociales: Es muy importante que el adulto mayor se encuentre en un estado psicológico estable, ya que los achaques y la disminución de sus facultades, producidos por la vejez, pueden llevarlos a un estado de depresión, provocando un mayor riesgo de resultados negativos de salud, incluida la muerte.

Pacientes geriátricos después del Covid:

• La pérdida de capacidad funcional y enfermedades múltiples son los principales temas de preocupación en los pacientes geriátricos después del Covid, ya que pueden derivar en su fallecimiento al no contar con personal preparado de manera oportuna.
• El deterioro cognitivo también es una de las secuelas importantes del COVID-19, sobre todo porque las persona de la tercera edad son las que mayor tiempo han estado en aislamiento y distanciamiento físico, por lo que es necesario enfocarse en prevenir y para ello, el apoyo de la enfermería es crucial. 
• La terapia física y mental también es fundamental para los pacientes geriátricos, ya que favorece a su motricidad y capacidad de movilidad, al evitar que sus músculos se atrofien por falta de movimiento y su cerebro se debilite. De ahí que también es importante el acompañamiento de un profesional de enfermería para la realización de ejercicios físicos y mentales. 
• Cabe destacar que, la pandemia por COVID-19 ofrece una oportunidad para fortalecer la optimización de las capacidades para la prevención y manejo de las personas mayores con condiciones crónicas de salud en el primer nivel de atención, ya que los hospitales están saturados y con alto riesgo de contagio.